Nicole Berroa.

¿Es Coachella un boleto al paraíso o una pesadilla cara? Hay una  reputación que Coachella ha cultivado durante décadas de respaldo de celebridades, actuaciones históricas de titulares y su propio género de moda: una reputación de excelencia, sí, pero más precisamente, de inspirar FOMO (Fear Of Missing Out/ Miedo de perdértelo). Caminar al desierto en Indio, California, se enmarca como algo para envidiar sin lugar a dudas. Entiendo el impulso porque, si admites que un evento no fue todo arcoíris y mariposas, es mucho más difícil justificar el dinero y el tiempo gastado anticipándolo con entusiasmo. Coachella simplemente no es la experiencia extraordinaria que su enorme legado y su presencia en las redes sociales te harían creer. Si bien la mayoría de mis quejas podrían atribuirse a otros festivales, el punto es que Coachella afirma ser incomparable: un pilar divino en un mar de imitadores. En realidad, es un festival de música como cualquier otro, diversión y cansancio a partes igu...